Días malos tenemos todos, sí, lo sé y lo entiendo, pero ¿tantos? ¿tantos meses? así era mi vida hace unos meses, cada día la misma mierda, cada día las mismas preguntas, cada día la respuesta seguía ausente.
Pero de repente, todo cambió de la noche a la mañana, parece imposible ¿verdad?. De repente aparece alguien, que te hace olvidar todo lo anterior, no existen problemas, es esa persona que necesitabas en tu vida desde hace tiempo y parecía que nunca iba a llegar, pero de repente esta ahí, delante de tus narices y en realidad lo ha estado todo el tiempo, pero es en ese instante, un microsegundo donde te das cuenta de que las cosas te iban mal, porque no te dejabas avanzar a ti misma.
Aparece esa persona y te hace ser feliz todos los días, con todo lo que conlleva, también hay días malos, pero te hace sonreír, sonreír de verdad, ese tipo de sonrisa que hacia mucho tiempo que no salía de tu cara. Sonrisas de verdad, no como las de antes, conoce tus virtudes, tus manías, tus defectos porque en realidad siempre ha estado ahí y no lo has sabido apreciar, pero aún así te quiere, da igual los demás, y van pasando los días y para ti se hace imprescindible en tu día a día, es donde empiezas a tener miedo, porque es dónde empieza a depender tu felicidad de una sola persona, y piensas en lo alto que estas llegando y lo dolorosa que será la caída, pero eso te da igual, porqué mientras dure tu eres inmensamente feliz, .
Pero da igual, lo quieres, es decir: lo quiero. Es imposible no querer a alguien que te ha reconstruido por dentro, alguien con quién puedo ser yo misma, que me ayuda a quererme más y a odiarme menos.
Hay que aprovechar más el presente y pensar menos en el futuro, algo tengo claro, y es que no pienso rendirme, lo quiero, diga lo que diga, sufra lo que sufra, duela lo que duela, haga lo que haga, pase lo que pase, cerca o lejos. Lo quiero aunque me muera de celos, lo quiero y eso me gusta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario