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miércoles, 3 de septiembre de 2014

Vendita, soledad ¿cuando te piensas marchar corazón?

Bienvenida resignación, te presentas como la última salida a tantas preguntas sin respuesta, tanta búsqueda en vano y noches enumerando los posibles errores culpables de empujarme a este inesperado precipicio de soledad. He llegado a la conclusión de que la amistad, en su mas destilada esencia, es uno de esos sucesos que pocas veces se presenta con tanta claridad que ni siquiera te lo preguntas, y solo unos pocos tienen el privilegio de gozar de ésta.

El resto, ese inmenso grupo, solo ven sus reflejos enmascarados, sonrisas que asienten, ojos que miran sin ver, oídos que oyen sin escuchar y corazón que hablan sin sentir. Y de esta forma la mayoría prefiere no hacerse la temida pregunta ''¿estoy realmente solo?'' son tal de no entrar en una espiral que los lleve a la terrible conclusión de que sí, solos y por añado vacíos, un vacío que no llenan esas conversaciones absurdas a media tarde delante de un café, que de tantas banalidades se queda frío, ni esas copas de una noche de sábado mientras miles de almas dejan que la música les estalle los tímpanos sin apenas escuchar la letra, porque vibran mas sus miedos internos y la pregunta siempre repetitiva de ''¿qué coño estoy haciendo con mi vida?''. Lo peor de todo es que muchos no son conscientes hasta que llega la madrugada y tras girar durante horas sobre sus pensamientos se dan cuenta de que ese día nadie le ha resuelto sus problemas, ni lo ha intentado mas allá de un par de consejos para lograr cambiar de tema. Ni ese día, ni el anterior... y le invade la horrible certeza de que tampoco sucederá en los siguientes. Quizá la solución será ser menos egoístas, sentir sinceramente la satisfacción de ayudar a otro ser sin esperar absolutamente nada a cambio, dejar de lado los prejuicios y ser capaces de entregale nuestros mayores secretos a alguien creyendo ciegamente en él. Por desgracia esas virtudes escasean y mientras así sea mucha gente seguirá sintiéndose sola y con necesidad de recurrir a las letras para sentirse un poco acorde con su interior, hueco.

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