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jueves, 13 de marzo de 2014

Te he visto más veces irte, de las que nunca has llegado.

Te juro que he intentado recuperar la cordura que me olvidé en tu sonrisa, cuanto te vi sonreír por otra y cuando entendí que el mundo podía, sin previo aviso, doler todo el daño que puede aguantar una persona. Y te he visto más veces irte, de las que nunca has llegado, que son muchas. Y por eso cuando llueve aún creo que soy yo la que llora. Y que es todo lo que te quiero lo que termina arrastrando el agua por las alcantarillas, porque me importas más que cualquier persona ha podido nunca importarme.. Porque quererte es un verbo sin sujeto, si no tengo tu boca para practicarle el amor cada noche, como aquel creyente que le reza a su dios en busca de respuestas. Así que eso es lo que somos, un juego de palabras que no se dijeron nada y perdimos. Dos caminos que se cruzaron sin saludarse. Y es difícil no imaginarse las cosas como no fueron. Imaginar que eras tú el que nunca quería irse pronto. Imaginar, por un momento, que tú escribías esos textos llenos de amor y que yo era la mejor excusa para ello.

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