Hay cosas del corazón que la cabeza no entiende. Le solía decir a la gente que te había olvidado, intenté creerlo de todas las maneras posibles deseando que un día ocurriera y ya no te echara de menos, he probado de muchas formas y siéndote sincera aprendí mucho ese tiempo sin ti.
Fui una espectadora de una lucha entre mi conciencia y mis sentimientos y aún así parecía que la guerra no acabase nunca. También busqué en mi, respuestas, como al porque siempre que me acordaba de tus ojos terminaba con una sonrisa, y claro tus labios, pensar en tus labios y no poder besarlos para mi era mi mayor tortura.
Él me aseguraba que me querría eternamente, y la eternidad terminó fugazmente, solo quedaron cenizas de una eternidad estrellada. Quizás debería de haber echo caso a mis amigas, pero ya sabes''el amor es ciego'' nadie entendía nuestra relación y si te soy sincera, yo tampoco lo hubiese entendido, pero es tan diferente cuando lo vives, que no se podría explicar ni en 100 años. Nadie entendía eso de vivir el uno con el otro con tan solo mirarnos, se que hay muchísimas personas que han vivido una experiencia parecida, amar con locura, hasta el punto que te duele amar tanto hasta respirar, pero supongo que también miles de personas habrán sufrido ese desamor, cuando acaba la radiante locura y solo quedan recuerdos, recuerdos que te desgarran por dentro, que permanecen contigo grabados como tatuajes.
Tantas personas que estarán experimentando esa sensación, la sensación de saber que la persona a la que quieres es feliz, y lo es sin ti, el hecho de saber que siguen con su vida, como deberías hacer tu, pero que simplemente no puedes, no hay más, Es amor.
Y es ahí cuando sigues pensando que volverá, que te va a volver a querer como antes porque lo vuestro, lo vuestro era indestructible. Tienes esa esperanza dentro de ti, pero sigues diciéndole al mundo que lo vuestro ya es pasado, que ya no lo necesitas, quizás lo dices por orgullo o por engañarte a ti misma, porque en realidad sabes que todo eso es completamente mentira, que te levantas y te vas a dormir pensando en él. No quieres aceptar que nadie te va hacer sentir lo que te hizo sentir él y piensas que diciendo que ya no lo quieres lo vas a olvidar antes. Pensando que así vas a dejar de sufrir, pero no nos engañemos más porque eso es un error.
Más tarde te resignas a pensar en que sintió tras su último mensaje, te dedicas a revivir cada momento que has vivido junto a él, machacándote, porque en el fondo desde aquella noche cuando él desapareció, donde todo acabó, no has dejado de querer ni un solo segundo.
